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Murakami runner








Correr, Haruki Murakami


Título: De qué hablo cuando hablo de correr
Título original: Hashiru koto ni tsuite kataru ni boku no kataru koto
Autor: Haruki Murakami, 2007.


"Para los proyectos a largo plazo, eso es lo más importante. Una vez que ajustas tu ritmo, lo demás viene por sí solo. Lo que sucede es que, hasta que el volante de inercia empieza a girar a una velocidad constante, todo el interés que se ponga en continuar nunca es suficiente": Murakami lanza esta reflexión para referirse a sus comienzos como corredor pero también como novelista. La constancia en los entrenamientos (y al escribir) es lo más importante cuando estamos comenzando. Una vez que correr pasa a formar parte de tus hábitos diarios, de tu día a día, tienes la mitad del trabajo hecho.


"Lo importante es ir superándose, aunque solo sea un poco, con respecto al día anterior. Porque si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ése no es otro que el tú de ayer": esta frase me gustó por ser lo que caracteriza a los corredores populares. Oye, que ya sabemos cuando estamos en la línea de salida de una carrera que no vamos a ganar (aunque muchas veces personas ajenas al running nos sigan preguntando al terminar que si hemos ganado algo), pero lo que realmente cuenta es hacerlo un poco mejor que la vez anterior.


"Al poco de empezar a correr no podía enfrentarme a distancias muy largas": esto es importante para los que han comenzado a correr hace poco y ya están pensando en el Ironman. Tranquilidad y buena letra ante todo. No quememos etapas solo porque "mi vecino ha corrido un ultraman".


"La parte más dura del maratón llegó una vez superados los treinta y cinco kilómetros": esto te interesa si, como yo, te vas a enfrentar por primera vez a la maratón dentro de poco. De ninguna manera una maratón es "como dos medias maratones". Escucha a los que ya han corrido esa distancia e infórmate sobre lo que le puede ocurrir a tu cuerpo cuando llegues al muro para, por lo menos, ir sobre aviso. Los calambres, el cansancio, el dolor... forman parte de una maratón, tenlo claro.


"Solo había pensado en la distancia, sin plantearme lo de la temperatura": de este tema habla Murakami cuando relata su primera carrera de 42 kilómetros, de Atenas a Maratón, además en solitario y en verano. A la hora de correr cualquier distancia hay muchas cosas que tener en cuenta, entre ellas la temperatura y el grado de humedad con el que vas a correr para evitar sorpresas desagradables. En serio, correr no es solo correr.


"Sin embargo, poco después de dejar de correr, todo lo que he sufrido y todo lo miserable que me he sentido se me olvidan, como si jamás hubieran sucedido, y ya vuelvo a estar decidido a hacerlo mejor la próxima vez": esto lo dice después de contarnos que esa primera maratón en Grecia fue un infierno en el que terminó lleno de ampollas por todo el cuerpo fruto del sol abrasador. Y es cierto que, en la mayoría de los casos sucede esto: mientras estás corriendo sufres y estás deseando que se termine. Pero en cuanto cruzas la línea de meta la sensación es tan placentera, es tal el subidón de endorfinas, que en lo único que puedes pensar es en la próxima carrera.







"Y es que razones para seguir corriendo no hay más que unas pocas, pero, si es para dejarlo, hay para llenar un tráiler": en cierto momento Murakami recuerda un momento en el que entrevistó a un corredor de élite y le preguntó si él también tenía días malos, de los de no querer salir a entrenar. Personalmente, saber que todo el mundo, independientemente de su nivel, pasa por estos mismos momentos, me resulta reconfortante. No eres el único que sale a correr a pesar de que no tengas ganas para cumplir con el programa: concéntrate en aquello que te impulsa hacia adelante.


"Y me esforcé en aislarme y en reducir todo lo posible el mundo que percibía en esos momentos": esta frase la dice Murakami cuando habla de su primera carrera de ultradistancia, cuando siente que ya no puede seguir avanzando porque le duele todo el cuerpo. Correr con la mente en blanco, sobre todo cuando hay dolor, no es nada sencillo: concentrarnos únicamente en ir poniendo un pie delante del otro y en seguir avanzando puede ser una buena opción para continuar adelante.


"Los tiempos individuales, el puesto en la clasificación, tu apariencia, o cómo te valore la gente, no son más que cosas secundarias. (...) lo importante es ir superando, con sus propias piernas y con firmeza, cada una de las metas. Quedarse convencido, a su manera, de que ha dado todo lo que tenía que dar (...). Ir extrayendo alguna enseñanza concreta de las alegrías y los fracasos. Y (...) sentirse satisfecho": un buen resumen de a lo que aspiramos la mayoría de corredores populares. No somos élite, seguramente nunca nos subiremos a un podium, pero sin embargo, en cada una de las carreras en las que participamos hay algo de épico: una gran satisfacción tras saber que lo hemos dado todo, o muchas ganas de mejorar si nos hemos quedado a medias.


“Es muchísimo mejor vivir diez años de vida con intensidad y perseverando en un firme objetivo, que vivir esos diez años de un modo vacuo y disperso. Y yo pienso que correr me ayuda a conseguirlo. Ir consumiéndose a uno mismo, con cierta eficiencia y dentro de las limitaciones que nos han sido impuestas a cada uno, es la esencia del correr y, al mismo tiempo, una metáfora del vivir (y, para mí, también del escribir). Probablemente muchos corredores compartan esta opinión.”


“Que yo sea yo y no otra persona, es para mí uno de mis más preciados bienes. Las heridas incurables que recibe el corazón son la contraprestación natural que las personas tienen que pagar al mundo por su independencia.”


“Superarse a uno mismo o perder: no hay más opciones.”


“Nunca he podido soportar que me obliguen a hacer lo que no quiero y cuando no quiero. En cambio, si me permiten hacer lo que quiero, cuando quiero y del modo que quiero, lo hago con un empeño superior a la media.”


“No importa si no vivo mucho, pero, mientras viva, quiero al menos que esa vida sea plena.”


“Y es que, por muy mayor que uno se haga, mientras viva siempre descubre cosas nuevas sobre uno mismo.”


“Porque si hay un contrincante al que debes vencer en una carrera de larga distancia, ése no es otro que el tú de ayer.”


“Y es que las carreras de larga distancia han ido educando y formando (en mayor o menor medida, para bien o para mal) a esta persona que soy yo ahora. Así que presumo que, en adelante y mientras me sea posible, tendré que seguir viviendo y sumando años junto a todo lo que tenga que ver con ellas. Supongo que ésa es también una (y no pretendo calificarla de coherente) forma de vivir. O, mejor dicho, es la única que a estas alturas puedo elegir, ¿no?”


“Pero esa dureza viene a ser algo así como una premisa para los deportes de esta índole. Si el sufrimiento no formara parte de ellos, ¿quién iba a tomarse la molestia de afrontar desafíos como un maratón o un triatlón, con la inversión de tiempo y esfuerzo que conllevan? Precisamente porque son duros, y precisamente porque nos atrevemos a arrostrar esa dureza, es por lo que podemos experimentar la sensación de estar vivos; y si no experimentamos esa sensación plenamente, sí al menos de manera parcial. Y, a veces (si todo va bien), podemos aprender que lo que de veras da calidad a la vida no se encuentra en cosas fijas e inmóviles, como los resultados, las cifras o las clasificaciones, sino que se halla, inestable, en nuestros propios actos.”


“No existe en ninguna parte del mundo real nada tan bello como las fantasías que alberga quien ha perdido la cordura.”


“En este y en otros ámbitos, no me preocupa en exceso si gano o me ganan. Me interesa más ver si soy o no capaz de superar los parámetros que doy por buenos. Y, en este sentido, las carreras de fondo encajaban perfectamente con mi mentalidad.”


“El tabique que separa la sana autoconfianza de la insana arrogancia es realmente muy fino.”


“El problema es que, a pesar de no haber corrido muy en serio últimamente, ha empezado a dolerme la rodilla. Y, como ocurre con la mayoría de los problemas de esta vida, se ha presentado sin previo aviso.”


“Cuando me enfado, oriento el enfado hacia mí. Cuando siento rabia, redirijo hacia mí esa rabia para intentar mejorar.”


“Así es la escuela. Lo más importante que aprendemos en ella es que las cosas más importantes no se pueden aprender allí.”


“A menudo me preguntan en qué pienso cuando estoy corriendo. Los que me formulan preguntas de esta índole son, por lo general, personas que nunca han vivido la experiencia de correr durante una larga temporada. Y cada vez que me hacen una pregunta de esta clase, no puedo evitar sumirme en una profunda reflexión: «Vamos a ver, ¿realmente en qué pienso mientras corro?». Y, para ser franco, no consigo recordar bien en qué he venido pensando hasta ahora mientras corría.”




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